miércoles, 30 de julio de 2008

La ciudad del ensueño

La República Argentina tiene un territorio de 2.791.810 Km2 y éste se divide en 23 provincias y una ciudad autónoma. En una de esas jurisdicciones se realizó las elecciones de la Federación Universitaria Argentina. San Luis fue la receptora del evento…


La previa:


A priori, muchas de los comentarios que llegaban sobre San Luis nos decían que la limpieza y la tecnología eran cosa cotidiana en esa provincia. Los elogios eran muchos y hasta se la mencionó como un país aparte. ¿Será cierto?


Empirismo:


Un clima húmedo y frío por las mañanas y por las tardes un clima templado obligaban a llevar siempre una campera de abrigo. Calles muy angostas, por donde pasa solo un auto, la modernidad los pasó por arriba. Un detalle: la numeración de los caminos aumentan dependiendo de la dirección de cada una, es decir, si una calle tiene mano hacia el centro, entonces la numeración crece hacia allí. En la calle siguiente, la numeración irá a la inversa.

El asfalto nos conducía hacia el centro, la plaza central era una mezcla del verde de los árboles con el gris del cemento. En el centro, Cabral; rígido, inmutable y siempre presente.

Mientras las palomas revoloteaban por ahí, un pergamino negro nos revelaba las víctimas del terrorismo de estado de la última dictadura militar. Por esas casualidades de la vida, la ciudad se veía muy prolija, difícilmente se observaba la existencia de un papel; pero ese centro de la memoria, se encontraba sucio. Parece que se lo han olvidado…

Algo típico en las ciudades americanas son las catedrales al frente de la plaza central y San Luis no era la excepción. El estilo predominante de ésta era un románico neoclásico, pero el conjunto de 6 columnas que se encuentran sosteniendo el cuerpo principal del edificio tienen un estilo corintio. Esto significa que los pilares son redondeados con pequeñas figuras en sus extremos y sobre ellas una estructura triangular, con imágenes de personas y diferentes arreglos arquitectónicos.

Saliendo de la plaza central, se encuentra la feria de los artesanos, algo infaltable en nuestro país. Cada uno con pequeñas casitas de maderas, exhibiendo sus obras de arte. Desde ropa, pasando por colgantes, hasta las piedras autóctonas de la provincia.

De lo rústico a lo capitalista, la peatonal se extendía por tres cuadras y en sus laterales negocios de todo tipo y color.

Hasta acá, todo parecía justificar lo que nos dijeron en la previa…


Ojos que no ven…


5 cuadras bastaron para ver la realidad que algunos pretenden ocultar con las grandes construcciones. En una esquina abandonada, casi en la oscuridad, un grupo de personas vende flores y ropa. Gente de bajos recursos que no tienen un lugar en la sociedad. ¿Por qué será que no están exponiendo sus productos en la peatonal?

La recorrida seguía y era hora de tomarse un colectivo para viajar hacia las afueras de la ciudad. En la parada, personas que no les había llegado el “crecimiento” económico, gente humilde que quería regresar a sus casas.

Llegó el colectivo, ¿colectivo? Bueno, algo parecido. Lo manejaba una mujer, algo que nos llamó la atención porque en las grandes ciudades, el machismo y los tabúes sociales niegan la posibilidad que el sexo femenino pueda conducir los transportes públicos.

Cuadra a cuadra la realidad se dejaba ver. La situación era otra, el asfalto pasó a ser tierra, las edificaciones pintorescas pasaron a ser casas humildes, ¡al fin llegamos a San Luis!

La limpieza se había tomado otro colectivo, ya no estaban los empleados municipales barriendo las calles ni tampoco la guardia urbana. Pero entre las humildes casas que llenaban el paisaje, habían humildes personas dispuestas a dar una mano y a contar su realidad.

Gente extraña para nosotros, es raro que un “tipo” como Hugo nos los crucemos en las grandes urbes. Una persona que sin conocernos y agradecido que le halláramos hecho una entrevista a su club de fútbol (ver pasión de multitudes), nos llevó a recorrer con su taxi los distintos puntos de la ciudad. La desconfianza no era moneda corriente por esas zonas, la generosidad y amabilidad fue más gratificante que ver una calle limpia o una ciudad “avanzada”.



Conclusiones:


En la larga recorrida por la capital de San Luis, se iban cambiando los paisajes y los pensamientos entorno a la situación de la ciudad. Las conclusiones se fueron sacando de a poco, atando cabos y por medio de las vivencias de los habitantes.

Hace poco se creó La Punta, una ciudad completamente nueva, que se encuentra arriba de la capital de San Luis. Millones de pesos se gastaron, se construyeron miles de viviendas, una universidad, un estadio para 16.000 espectadores, entre otras grandes edificaciones.

Los índices de desocupación revelan un increíble 1% y la limpieza es algo de lo que todos hablan. ¿San Luis es otro país?

Lamentablemente no, esas viviendas no son para la gente que vive en la indigencia, en la calle o que vive en pequeños ranchos, sino para los que tienen plata y pueden comprarlas. El 1% de desocupación es solo parte de esa red de mentiras, existen una enorme cantidad de planes sociales que se repartieron entre la población, en el centro se ven más de 4 personas por cuadra pertenecientes a esos parches económicos. Mágicamente, estas personas que se encuentran en negro pasan hacer trabajadores. ¿Por qué no crear puestos de trabajo en vez de repartir migajas?

El enigma de la limpieza es descifrada cuando se comprenden dos vertientes:
1- 160.000 es el promedio de habitantes de la Capital de San Luis, a 500.000 de Mar del Plata y a 11.000.000 de la Capital Federal.
2- La gran cantidad de empleados públicos

El monopolio de los medios de comunicación y las grandes posesiones, hacen de una familia, la dominación absoluta de la Provincia. Las grandes construcciones y la exhibición de ciertos aspectos en la ciudad, provoca que las personas crean en una fantasía. La realidad es otra, es la misma que la de todo el país.

¿Por qué crear una ciudad nueva y no renovar las actuales? ¿Por qué crear un estadio de 16.000 personas y no invertir en los equipos de la ciudad que hacen planes de inclusión social? ¿Por qué gastar plata en cosas sin sentido en vez de distribuirla a los que menos tienen? Preguntas que solo tienen una respuesta: “Nos mienten descaradamente”.

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